De San Francisco nos cuenta su primer biógrafo: “¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros”.

Francisco y Clara viven totalmente centrados en Jesús. Los dos han experimentado la transformación profunda de sus vidas a través del encuentro con Jesús. Jesús les ha cautivado y todo su mundo gira en torno a Él. Francisco y Clara tienen a Jesús tan dentro que se les sale fuera. Todo su ser está tan empapado de su presencia que, como esponjas saturadas de agua, lo rezuman por todos sus poros. Francisco y Clara son cristianos porque son enteramente de Cristo.