Berardo, Pedro, Acursio, Adyuto y Otón, discípulos de San Francisco, partieron en 1219 de Italia a España para predicar el Evangelio a los musulmanes. Los prendieron en Sevilla, desterrándolos a Marruecos, donde continuaron predicando. Apresados de nuevo en Marrakech, fueron encarcelados y torturados. Fueron condenados a muerte en 1220. San Francisco, al enterarse del martirio, exclamó: “ ¡Ya puedo decir que tengo cinco auténticos hermanos menores!”. San Antonio, presente en el traslado de sus reliquias a Coimbra, decidió hacerse franciscano. Fueron canonizados por Sixto IV en 1481.

Padre misericordioso, que santificaste los comienzos de la Familia Franciscana con la sangre de sus primeros mártires, los santos Berardo y compañeros, concédenos que, a ejemplo de ellos, sepamos mantenernos firmes en la fe, y con nuestra vida demos testimonio de ti ante los hombres.