Fray Firas Lutfi es un franciscano sirio de Tierra Santa. A pesar de la guerra, permaneció en Siria con su gente. Ha relatado a Vatican News nueve años de violencia, destrucción y muerte. Y cómo hoy ayuda a los niños a reencontrar la sonrisa.

Cuando se le pregunta al este Hermano por qué se quedó en Siria, responde así: «Porque sí, porque soy franciscano, creyente y cuando el Señor me creó allí, fue para una misión, para ser su rostro, sus brazos, sus piernas que llevan el anuncio, la ternura y la misericordia de Dios.

Fue «llamado» por Dios a vivir la realidad, también dramática, de «su» Siria. Su «sí» a la existencia es un «sí» motivado y convencido que le ayuda a superar las dificultades. En Siria, todos los días se sufre y se muere. Y así concluye: «Es exactamente como el grano de trigo: si no muere, queda solo; si muere, produce mucho fruto, como dice Jesús en el Evangelio».