De nuevo estrenando año. Apenas han pasado unos días… Me gusta esta sensación de novedad. Es como si todo fuera nuevamente posible y la cuenta de mis frustraciones volviera a cero.

Soy de los que goza en los comienzos, cuando todo está por crear, todo parece posible y la realidad despierta madrugadora a lo nuevo.

Es lo propio de los seguidores de Jesús: la esperanza ante lo que viene. Creer en un Dios que pasa por lo ordinario realizando sus promesas, permite recuperar la fe al empezar el año. Y es que la irrupción de Dios en lo pequeño y desde abajo, ha roto el margen de lo posible. Todo lo hace nuevo!

Así que no sé qué será de nosotros en el 2018, pero seguro que si miro la realidad con el evangelio en la mano, no faltarán ocasiones de reconocer el paso de Dios moviendo corazones, creando escenarios, abriendo Reino… Pase lo que pase que sea contigo Señor en este año nuevo!