Para dar con la respuesta adecuada el secreto está en hacer la pregunta adecuada, y en el ámbito de una opción de vida, esta no es: ¿qué quiero o qué tengo que hacer?, sino ¿qué estoy llamado a ser?.

No se trata de proyectar deseos, ni de evaluar capacidades o ponderar otras alternativas de vida. La luz viene del silencio interior que me permite escuchar el horizonte vital que guía mi vida. La respuesta no se proyecta, se recibe.