Paso necesario y zarandeo contundente;
camino de regreso en búsqueda pendiente.
La derrota llega y es herida sanadora
o estrecho ahogo perenne que nos vence.
Caída para levantarse,
desengaño para gritar con más fuerzas
y recordarlo con una sonrisa
conforme pasan los años.
Espabila o hunde
en los abismos que consumen
cualquier salida.
¡Despertad
a su paso
para seguir adelante!
(Toño Mtnez. Recordando las aparentes derrotas de s. Francisco de Asís)