Hay quien piensa que Dios es un aguafiestas con cortapisas y trabas. Y la tentación; lo fascinante que nos atrae, pero… ¡¡¡Qué fastidio!!! tenemos que renunciar a ello en nombre de la perfección. Y si es así nos quedamos con las ganas, medio molestos y pesarosos por la renuncia… Pero no es eso.
La tentación es lo que promete el bien y me conduce al hoyo. Lo que aparece atractivo o incluso bueno, pero me aleja de ti y de los otros. Lo que parece de recibo, evidente, inevitable en mi vida cuando en realidad no lo es. Lo que, con engaños, me mata un poco. Líbranos, Señor, de esos espejismos que prometen vida y esconden vacío.