Una de las amenazas más directas a nuestro proyecto de minoridad evangélica viene de la institución mis­ma. Esta necesita autoridad para cumplir sus fines; pero ¡es tan fácil pasar de la autoridad al poder!

La Fraternidad universal está distribuida por “Provincias” y cada una tiene un amplio margen de autonomía. Esto responde al propósito de mantener un estilo de institución descentralizada, más participativa, donde lo importante sean las personas, no las funciones.